Te extraño, eso fue lo primero que dije al despertar al siguiente día de que partiste, ese día que se conjuntó con la noche anterior para dar forma al día mas triste de mi vida, ese día donde debes ponerte la ropa sabiendo que vistes de negro porque vas a despedir a quien jamás quisieras decir adiós, al de alguien de tu propia sangre, la sangre que te dio la vida. Y aún hoy, ese “te extraño” sigue dominando mi universo, un año después no hay sentimiento mas grande en mi ser entero que ese… te extraño tanto mamá.
Ha sido un año en el que he reído, en el que he sentido tristezas y alegrías, un año en el que los sube y baja de la vida siguen su curso, porque, estemos preparados para la montaña rusa o no, tan solo podemos adaptarnos y sobrevivir, sobrevivir para un día volver a vivir. Pero hay algo que no he hecho, no como quisiera… llorar; no se porque, o quizás lo se, pero de igual forma es algo que no he podido vencer, aceptar, o lo que sea que tenga que hacer para un día llorar y llorar sin limite, sin tiempo y sin pensamientos, me duele que no estés, y me duele más aún no poderte expresar cuanta falta realmente me haces.
Pero quizás “eso” que me frena, es pensar que… tú no necesitas lágrimas de nuestra parte, si no rostros de felicidad por apreciar lo que nos diste.
Valoro cada momento que tuve contigo, y eso es sencillamente, lo que me ha levantado en cada caída que tu ausencia me ha propinado, los recuerdos tristes son abrumados por las memorias felices, aunque no siempre es así, no mentiré, muchas veces un solo recuerdo de aquellos últimos meses nubla todo, y ahí cae el pesado martillo de todo “lo que no pudo ser...” de todas aquellas cosas que habría deseado con el alma poder darte y verte disfrutarlas, todas esas alegrías que fracasé en obsequiarte, y entonces ese nublado cae pesadamente sobre mis hombros, desencadenando la melancólica lluvia que ahoga a mi corazón.
Pero siempre hay algo que me ilumina cuando la penumbra sujeta mi cuello con su fría y densa realidad, TÚ, tu sonrisa, tu voz, tus dichos, frases e infinitas enseñanzas, ahí es donde mis manos, abiertas y rendidas sobre el concreto de la desesperanza, se convierten en un puño sobre el cual se apoyan todos mis deseos de no defraudarte y no darme por vencido ante la vida… y me levanto, me levanto porque tu me enseñaste así, y porque no te quiero defraudar de nuevo, es por eso que reinicio mis pasos, los mismos que me harán ser mejor persona y hacerte sentir tan orgullosa de mi, como yo siempre lo estaré de ti.
Mamá, yo te ame antes de estar en tus brazos, tú me amaste antes de conocerme, y ese amor que no nace de ninguno de los cinco sentidos, es de los amores que se conectan a través de la vida y de la muerte.
El límite de mi añoranza por ti, llegará cuando te vuelva a abrazar, el límite de mi amor por ti, ni el fin de los tiempos lo conocerá.
Syd - 17/Agosto/2012
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Si pudiera volver el tiempo atrás...
Si pudiera volver el tiempo atrás...
No lo haría, porque solo me dedicaría a abrazarte y besarte, mas no me bastaría, porque yo te abrazaría y te besaría mi vida entera sin tener suficiente de ti.
Si pudiera volver el tiempo atrás...
No lo haría, porque sentirías de nuevo dolor, y yo nunca habría querido que sufrieras un solo segundo.
Si pudiera volver el tiempo atrás...
No lo haría, porque aún haciéndolo, no sabría como dar mi vida a cambio de que tú siguieras aquí.
Si pudiera volver el tiempo atrás...
No lo haría, porque significaría sacarte del paraíso donde estás ahora, ese que se ganan los ángeles que a veces visitan la tierra.
Si pudiera volver el tiempo atrás...
No lo haría porque... tendría que volver a perderte.
No puedo volver el tiempo atrás…
Pero puedo vivir mirando hacia adelante, orgulloso de ser tu hijo.
No puedo volver el tiempo atrás…
Pero puedo caminar hasta que el horizonte de la vida cierre mis ojos, entonces estaré contigo nuevamente, y el tiempo no volverá a moverse jamás.Syd – Agosto 2012