En mi refugio no existen recuerdos, ni imágenes, ni desesperación.
Porque ahí mi corazón bombea sangre que me impulsa, no latidos que me apagan.
En mi refugio no existen fechas, ni pasados, ni futuros.
Y el único presente que importa es ¿cómo golpearé la siguiente pelota?
En mi refugio no existen depresiones, ni lágrimas, ni desesperación.
Ahí la única sensación es la de mi rostro cortando el viento cuando corro y siento que vuelo.
En mi refugio yo estoy solo, pero no importa, porque al menos ahí no recuerdo que estoy solo y sin ti.
Ya puedo correr, ya puedo volver a mi refugio…