Mi amiga la celosa me habla en letárgicos silencios y me eriza la piel con sus heladas caricias, se sube sobre mí y me presiona el estómago hasta que lo único que siento es el vacío apoderándose de mi cuerpo. Siento el vacío, hace tanto…
Mi amiga la celosa tiene unos labios poderosos, pues cuando me besa en la boca me hace sentir que realmente soy de ella y de nadie más, y para cuando mete su lengua entre mis labios, yo ya le estoy dando lo que quiere; una lágrima con sabor a “Nada más importa”, se la he dado tantas noches, desde hace tanto…
Pero solo así consigo que se separe de mi boca y se recueste sobre mi pecho, solo así me deja dormir, solo así evito que me obsequie una noche de insomnio y me deje espacio para hacer mis cosas durante el día, pero cuidado y me detenga a “no pensar” porque entonces despertará en mi interior a reclamar lo que guarda con tanto celo: Mis tristezas y mis fracasos, de los cuales se adueñó como la fiel celosa que es.
Esa es mi amiga la celosa, mi amiga la soledad.