Por la comisura de tus labios corre desbordada la miel que de mi sexo emanó. Y mientras las palpitaciones de mi extasiado miembro sólo son superadas por las de mi desbocado corazón, tú y tu mirada se encargan de hablarme de amor, pues en el reflejo de tus ojos está el placer de complacer, y de esa satisfacción… no cualquiera sabe.
Y de esa satisfacción se llenará mi mirada ahora, pues encima de mi piel, quiero la textura de tu miel…