6 de mayo de 2015

Sobre el espejo

Sentado en la cama te observo salir del baño, estás cubierta solamente por una toalla y mi mirada no pierde detalle de tus movimientos, de las sonrisas furtivas que me lanzas hasta llegar frente al espejo. Te paras ahí y dejas caer la toalla, quedando desnuda frente al reflejo que ahora inunda mis ojos; te veo sensual, excitante, provocadora… poderosa.



Yo me quedo sentado, mirándote fijamente, intentando aparentar serenidad, cuando realmente mis deseos y mis ganas se retuercen dentro de mi ser, luchando por no ir sobre ti cual cazador que ha fijado la mira en su presa. Pero me contengo pues te conozco, y sé que en ocasiones sólo tengo que dejarte a cargo, y tu sexualidad hará el resto.

Tu boca se arquea en una sonrisa cómplice mientras tus manos inician una delirante danza sobre tu cuerpo. Te acaricias desde el pecho, encontrando camino entre tus pechos, ese camino que traza una vía recta por la tersa piel de tu firme vientre, y desemboca en el monte de venus que ha sido el punto de partida de mis besos y mis delirios, cada que mi lengua sacia su vicio entre tus piernas.

Te masturbas frente al espejo, por momentos mirándome a mí, por momentos mirando tu reflejo.
Deslizas tus manos por tus piernas, arqueando tu figura, dejándome ver tu sexo y su húmeda dulzura.

Mi pantalón no contiene mi erección, y me masturbo detrás de ti, con estas ganas desbocadas, quisiera poseerte, quisiera en tu reflejo perderme y de mí desbordarte, pero también deseo verte, deseo contemplarte, y cuando desvanezcas de placer, ir hacia ti y entera beberte.

Tu mirada en el reflejo, tus dedos pulsando en tu sexo, y yo sólo quiero eyacular lo que causaste… sobre ese espejo.