Este relato lo escribí hace algunas semanas, solo que hasta hoy caí en cuenta que únicamente lo publiqué en Google Plus, así que mejor lo traigo acá antes de que se pierda entre mi montón de borradores.
Anoche me dormí bajo una cúpula de cristal, y mirando las estrellas comencé a pensar en ti. Las estrellas se alinearon hasta formar tu silueta, y mi cuerpo reaccionó como siempre al verte.
Mis ojos se cerraron ante la excitación y mis manos bajaron ante las pulsaciones de mi erección. Me toque sintiéndote, me sentí abrumado por la sensación, pero incompleto porque ahí tu no estabas.
Pero respondiste a mis sensaciones, y bajaste como lluvia de estrellas que cubrió mi cuerpo, tomando forma de ti. Y ahí estábamos, tu cuerpo desnudo encima del mío, acariciándonos excitados y sin tratar de entender o de pensar.
Separaste tus piernas y bajaste la mano en mi pecho, deslizándola por mi desnudez, la colocaste sobre mi miembro. Lo palpaste suavemente, bajaste y subiste hasta que la decisión en tus ojos respondió a la necesidad en los míos.
... Y lo guiaste para que te penetrara el alma en un gemido.
Me moví con las ansias de no haberte tenido en tanto tiempo, y perdí el control en bruscas embestidas dentro de ti. Tus hermosos senos luchaban con tus preciosos ojos por el control total de mi mirada, mientras tu cadera poseía mi ser.
Peleando entre salvajes emociones y brutales sensaciones, explote dentro de ti en una ráfaga caliente e infinita como tu gemir. Te desvaneciste sobre mí, y la cúpula entera se vino abajo sobre nuestros cuerpos abrazados, nunca te solté, nunca me soltaste…