"De ahora en adelante tengo que hablar en pasado de una persona que está totalmente presente en mi vida. Todo lo que yo diga de él es pasado. Pero puedo hacer algo, puedo hacerlo real conmigo y que sea un presente distinto porque no entiendo la vida sin él".
-Cristina Pacheco (al fallecer su esposo, el escritor José Emilio Pacheco).
Así tengo que hablar y referirme a mi madre hoy, como alguien que físicamente ya no está y que me duele la vida el simple hecho de decirlo así: Ya no está…
Hoy es el día de las madres en México, y aunque yo nunca he sido de celebraciones de “Días D” duele ver los festejos de los demás, los planes y la inevitable pregunta de quien no lo sabe y me cuestiona sobre ¿Qué le regalaras a tu mamá? Yo salgo de la difícil respuesta diplomáticamente, tratando de lucir entero, pero al interior no sucede eso, al interior aún me rompo por no tener a la mía, y al interior si me respondo: ¿Qué le regalaré a mí mamá? Una hora de mí monologo en su tumba.
Porque sí, aún sigo yendo al cementerio con frecuencia, y aún más raro, ahí suelo sentirme en paz. Ese lugar se ha convertido en uno de los pocos refugios que aún me quedan contra la rutina, el hartazgo de mí día a día o de mi inseparable sensación de soledad. Sensación que no hizo más que aumentar cuando ella se fue, ella, quien siempre estaba ahí para mí, que siempre tenía una palabra, un abrazo o un simple gesto en su hermosa sonrisa para calmar mis inseguridades, mis miedos y volver a centrar mis pasos firmes sobre esta tierra, todo eso después de haberme llevado al paraíso con un abrazo y un sonido de su cálida voz de madre.
Sé bien, sé perfectamente bien que mi madre vive en mí, y que por toda la eternidad será así, pero que nadie me venga a decir que no necesita un abrazo de su madre cuando se siente perdido, o escuchar su risa cuando llegas a casa con un detalle para ella, o escuchar un regaño cuando te lo has ganado, o que te arroje un zapato cuando le has jugado una broma y sales como rayo pensando que no te alcanzará corriendo.
Sé que mi madre vive en mi alma, pero que nadie me diga que no quisiera por siempre abrazar a su madre y hablar de ella en presente y no en pasado.
Desearía que no se hubiera ido, pero sé que ella jamás me habría abandonado.
Desearía poder escuchar su voz en los videos y grabaciones que poseo, pero no puedo, porque cuando la grabación termine, ella seguirá sin estar.
Me quedo por ahora con el recuerdo de esa voz, con su tono mágico y tierno que podía calmar cualquier tempestad, y que aún continua resonando en mis oídos diciéndome: “Levántate de ahí” o “La peor lucha es la que no se hace” y con ello me ha alcanzado para levantarme cuando estoy en el suelo, y a seguir buscando lo que deseo que vuelva a ser como antes, y a mentalizarme a seguir sin miedo si es que no se puede recuperar lo perdido, y a seguir mi vida con mis sueños como ella siempre hizo... y logró cumplir tantos y tantos de ellos.
Y si de esa forma aún me impulsa el recuerdo del pasado, el recuerdo presente de vivir cada día con sus enseñanzas, me alcanzará para no quedarme en el suelo y a seguir por mí, por ella… con ella.
Mamá, tú por siempre vivirás en mí, y yo siempre seré una parte de ti, porque los recuerdos de alguien como tú nunca mueren si alguien los continua, y yo ya nunca voy a dejar de mover los dedos y escribir mis sueños, mis locuras y mis aprendizajes, y así, cuando vuelva a verte… te daré mucho que leer, Señora Escritora.
Hablar de alguien en pasado… es imposible cuando en cada despertar, esa persona es tu primer pensamiento.
¡¡Feliz Día de las Madres, Mamá!!
“Vive mientras puedas, ama mientras vivas”
TÚ, todo TÚ, por siempre TÚ, y mi amor hasta tu infinito… Para TI.