Pero bueno, a Bonita no le desagradan mucho mis tonterias, y a mi menos, así que, a mantener contento al niño interior, y nunca dejarle partir.
Ese coche es un juguete de lata que me regalo una señora cuando yo tenía 4 años y recien llegabamos a vivir a un nuevo vecindario, sin conocerme ni nada, me lo regalo diciendome que había sido de uno de sus hijos. Nunca supe el nombre de la señora (o no lo recuerdo), pero el coche aquí está en mis manos 27 años después. Y a pesar de que, monetariamente no vale dos centavos, preferiría deshacerme de muchas otras cosas antes que de mi coche, que se convirtió en una especie de representación física de mi (afortunadamente feliz) infancia.
Feliz día del niño (y del niño interior), y al carajo... que maduren las verduras!!
A ver si alguien me dice en los comentarios su juguete preferido de la infancia... ojo, de la infancia, no vayan a salir con sus juguetitos actuales... otro día mirámos eso :P