Dormir o no (poder) dormir, ese es el dilema.
Uno que no es causado por insomnio o algún otro padecimiento crónico, simplemente deriva de una mala combinación entre una cabeza loca que jamás deja de pensar, una cama que cada día se torna mas incomoda, una sensación de impotencia terrible, una decepción que pica como haber pateado un panal de abejas, y un estupido y menopáusico clima que parece estar en sus días y no se decide entre ahogarnos con calor, o sofocarnos con lloviznas moja-imbeciles.
Aunque, esperen, creo que el estupido y voluble soy yo, si, creo que por ahí va la cosa.
Y los remedios caseros, uhmm, no sé, contaría ovejas, pero no tengo una calculadora a la mano, ¿poner la mente en blanco?, imposible, nunca he podido hacer eso en toda mi vida, ¿masturbarse?, bah, eso no hace sino despertarme aún más, ¿mantener calientes los pies? Con el puto calor que hace, lo que menos quiero es calentarme ni las pelotas, ¿beber leche tibia? Primero, eso me sonó raro, y segundo, ¿que tengo, tres meses de edad? ¿Tomarme un té? Mas bien me apetece un te-quila (o una botella, mejor dicho) así perderia la conciencia más rápido, creo yo. ¿Salir a dar un paseo? Con la inseguridad como está, ni loco asomo la nariz a la calle a estas horas.
En fin, dormir o no (saber como) dormir, ese es el dilema.
(Me gustó la imagen, creo que mejor iré a conseguir un hacha)