8 de diciembre de 2014

En un 8 de Diciembre

Cuando yo era niño y me formaba mis gustos musicales, en casa sonaban The Beatles, y me gustó, y aunque no sabía una sola palabra en inglés, pretendía cantar sus canciones, me agradaban, y con eso bastaba, y en particular me agradaba ese tipo de anteojos geniales llamado John Lennon…


Un día de un año que no puedo asegurar, pero que, posiblemente, sería 1989, veíamos en casa un especial en la televisión sobre John Lennon, y yo, sabiendo absolutamente nada sobre él, me quedaba fascinado aprendiendo de su vida, repitiéndome a mí mismo más de una vez: “Este tipo es genial”.
El problema era que yo sabía tan poco de su vida, que ni siquiera sabía que para esas fechas, John Lennon ya tenía años de haber sido asesinado, y yo no entendía ¿por qué alguien querría matar a un tipo así? Así que con una reacción de niño de 6 años, lloré, y lloré al saber que no estaba vivo, que había sido asesinado por un “fan” suyo, y el punto donde ya no supe más de ese especial televisivo, fue, cuando en el medio de mis preguntas de “¿Por qué?” en la televisión aparecieron imágenes de la gente que se reunió afuera del edificio Dakota en New York, horas después de aquel terrible acontecimiento, y de entre la multitud, la cámara se centró en una chica que lloraba y sostenía un cartel en sus manos que decía lo mismo que yo me estaba preguntando… “Why?”

Hasta la fecha no sé por qué John Lennon no está vivo, sólo sé que debería estarlo, pero como en muchos casos de muchas personas que aún deberían estar en este mundo, toca quedarse con lo mejor, y lo mejor de John Lennon… le dibujo una sonrisa a una parte de la historia de la humanidad.


Para uno de mis dos ídolos, en un 8 de Diciembre…