27 de agosto de 2013

Para poder llamarla vida…

Anoche te abracé porque tenías frío, cerramos nuestros ojos y mientras nuestros corazones latían pecho contra pecho, la cama se encargó de desaparecer todo rastro del tiempo y del cansancio en nuestros cuerpos.

Los sueños fueron como siempre han sido a tu lado, inmejorables, insuperables, placenteros y brillantes como la luz que me despertó esta mañana; la de tu sonrisa que vigilaba mis últimos momentos de sueño.

Soñar contigo,
y abrir mis ojos
para encontrarme contigo…
que belleza.

Entonces te miré con una sonrisa en mis labios, acaricié tu mejilla con la punta de mis dedos, y mientras tus ojos se cerraban al paso de mi roce, yo confirmé que sigo enamorado de ti como el primer día, y me dije a mi mismo que:
Mi vida tiene que ser contigo,
a fin de poderla llamar vida.




Te amo… y sé que lo sabes…