4 de febrero de 2015

Te preparé el desayuno (erótico)

Tengo ganas de prepararte el desayuno, de poner una variedad de alimentos en la mesa de la cocina, y pedirte que te sientes al costado de ella para ponerme de pie frente a ti.

Te sientas, tomas un panecillo dulce y lo muerdes sin quitarme la vista de mis ojos, ahí tomo con mi dedo índice un poco del relleno de uno de los panes sobre la mesa, y lo unto delicadamente en tu cuello, dibujando una colorida línea que retiraría con la punta de mi lengua.

Quiero mirarte cuando termine de lamer tu cuello, y sonreírte mientras bajo por tus hombros las tiras de tu camisón de seda hasta descubrirte los pechos, agacharme frente a ellos y espolvorear canela sobre uno de tus pezones.

Empiezo besándolo y termino succionándolo tan fuerte o tan suave como tus ojos me lo digan. Tú muerdes de nuevo ese pan, y con tus propios dedos retiras el azúcar que quedó en tus labios, para poner esos pequeños granitos dulces sobre tu otro pezón.

Yo pasó mi boca de un pezón al otro, dejando en su lugar las yemas de mis dedos para palpar la dureza que mis labios causaron en tus pechos, y así continúo intercambiando mi boca y mis dedos sobre la suavidad de tu piel, sin dejar que disminuya la dureza en tus areolas.

Te veo tomar la taza de café mientras separo tus piernas y me arrodillo frente a ti, te acaricio con mis manos en un movimiento ascendente que va desde tus rodillas, pasa por el interior de tus muslos y causa tu suspiro cuando dejo las puntas de mis dedos entre tu piel y el borde de tu ropa interior.

Recorro la tela que cubre tu sexo, rozándola suavemente por los labios y pliegues de tu vagina. Interrumpo tu primer trago de café metiendo mi dedo medio en tu taza, para bajarlo empapado de café y masturbarte con él mientras tú sigues bebiendo hasta terminar ese sorbo.

Me verías tomar una de las uvas que puse sobre la mesa, ponerla sobre tu lengua, y antes de que la muerdas, sostenerla de nuevo en las yemas de mis dedos, bajarla directa a tu entrepierna, y dejarla justo en la entrada de tu sexo… para empujarla con mi lengua hasta el interior de tu ser.


Te miro sonriendo y te digo: “Tú sigue desayunando, yo sólo comeré una uva…”




Nota: Por cierto, no jueguen así con uvas, es peligroso, esto es sólo un relato desvariado ;)