Entre las paredes de un edificio de apartamentos en el centro de la ciudad resonaba una hermosa melodía, una a la que los vecinos ya estaban acostumbrados, y mas allá de molestarles, les fascinaba escuchar ya que la interprete era una verdadera artista. Caroline tocaba el cello de una manera que cautivaba y casi hipnotizaba, su inspiración tenia variaciones que dependían del momento, y su inspiración hoy era especial y compartida, hoy tocaba para su novio, Darío, quien era un pintor que compartía la misma emoción que su novia, y hoy pintaría la magia del cello de Caroline, mientras ella se sentaba en su banco a otorgarle música a la pasión en el pincel de Darío.
La visión dentro de esa habitación era puramente artística, las notas volaban circundando los sentidos al tiempo que las pinceladas adquirían un ritmo magnético, fue con esta atmosfera que entre los dos artistas comenzó a fluir una energía que cargaba el aire de algo mas que música y pintura, las notas rápidamente se convirtieron en una sugestiva onda de latidos que hacían armonía en la sangre y en el libido de Darío, quien por su parte había tornado sus pinceladas en una metralla de sensual pasión que atacaba directamente las pulsaciones en la respiración de Caroline.
Oleada tras oleada en un mar de excitación, los dos artistas iban quedando atrapados por una marea de la que no harían ningún intento por salir a flote, sino al contrario, solo deseaban hundirse hasta tocar la profundidad el uno del otro, y con este deseo se abandonaron en el naufragio de lujuria que les deparaba ese intercambio de arte.
Fue Darío quien dio el primer paso acercándose con la mirada clavada en algo mas que los ojos de la cellista, llego con pincel en mano y posicionándose detrás de ella hizo que la música tocara las notas mas altas en el registro "de voz" de ese instrumento, coloco su pincel en el cuello de Caroline y finamente lo deslizo hacia arriba trazando una línea que toco la parte de atrás de la oreja de su amada, ahí partió el camino de retorno por ese delicado cuello, pero esta vez no se detuvo en el mismo punto, siguió al compás de las intensas notas hasta que el pincel se metió entre las ropas de Caroline completando el trazo en medio de los pechos de la excitada interprete.
Darío pego su boca a la nuca de Caroline, y con un aliento caliente bajo suavemente hasta que sus dientes se toparon con el cierre del vestido que lo separaba del lienzo que realmente quería pintar... La espalda de su amante.
El cierre cayo y el delicado lienzo de piel quedo a disposición del pintor, las notas del cello estaban al borde del descontrol y el sexo de Caroline se mojaba segundo a segundo haciendo sincronía perfecta con el desenfreno de la música.
El pintor empapo su pincel y preparo su lengua, ese lienzo seria bordeado al mismo tiempo por las finas cerdas de un artista y por la lengua caliente de un amante.
Caroline sintió la mezcla entre el escalofrío del pincel y la calentura de esa lengua inquieta, ahí comenzaron los verdaderos trazos de Darío, su lengua preparaba el camino por el que segundos después pasaría el pincel, la saliva en la punta de la lengua solo delineaba mientras la pintura daba el toque de color sobre la tersa piel que erizaba el cuerpo completo de la cellista.
El continuaba dibujando formas lascivas cuando escucho gemir a su amada, las notas ahora se mezclaban con gemidos y jadeos que expresaban el sentir de Caroline, y así entre gemidos no dejo duda que un orgasmo estaba naciendo en su vientre, pidió mas al pintor, quien sabia exactamente que es lo que haría para hacer estallar ese orgasmo.
Dejo caer su pincel y colocándose de rodillas a la espalda del lienzo que recién había terminado, metió sus manos por delante de Caroline rozando sus costados, su vientre y finalmente se poso en los abiertos muslos de la interprete, y así, abusando con virtud de la posición natural de una cellista, busco hasta encontrar las yemas de sus dedos contra la húmeda ropa interior que se impregno de obscenidad en cada movimiento que los dedos recorrían hacia arriba y hacia abajo, rozo, presiono y dibujo un nuevo trazo entre los labios vaginales hasta desembocar en un hinchado clítoris que hizo alcanzar las nubes a su amante.
Las notas se detuvieron, Caroline soltó el arco de su cello en busca de apoyo, mismo que encontró en su propio instrumento al que apretó con furia al sentir que Darío metió sus dedos por debajo de la ropa interior, el pintor realizo una sublime maniobra que culmino en la penetración de sus dedos hasta el caliente y húmedo interior de la vagina de la cellista. El pintor acelero su penetración haciendo que los gemidos de ella fueran ahora el único sonido que inundaba la habitación, penetro fuerte y revolcó sus dedos dentro de ella dibujando las siluetas más inmorales que sus dedos podían firmar.
La obra de Darío se completo cuando Caroline no pudo contener mas el orgasmo que la hizo vibrar como ella hace con las cuerdas de su cello, jadeo fuerte llenando de melodía al apartamento y le dio la mejor de las postales a su amado al caer rendida sobre su propio instrumento, con una expresión de plenitud y una sonrisa casi musical en su rostro.
Mientras tanto, los vecinos alrededor del edificio se preguntaban… "¿Porque dejaría de tocar Caroline?".
