Observar un buen orgasmo es como observar arte; lo admiras, lo guardas en tu memoria y por un segundo te ausentas del mundo con el recuerdo de lo que viste, incluso, si te gusta mucho... te interesará conocer la autoria.
Pero crear un buen orgasmo te convierte en EL artista, pues eres tú quien esculpe y traza las líneas indicadas sobre el más perfecto de los lienzos. Y cada vez que lo recuerdas, no solo admiras, sino que vuelves a saborear lo que sentías mientras dibujabas cada una de esas pinceladas que te convirtieron a ti, en EL motivo por el que ESA persona se ausentará del mundo por un segundo cada que se estremezca nuevamente con... "tu obra."