No, no podré dormir así, necesito tu piel, tu sexo, tu voz, necesito de ti, y te necesito ya...
Como si el instinto nos comunicara, te giras sobre la cama y me das la espalda, esa suave y bien marcada espalda que me atrae irremediablemente, casi obligándome a rozarla con mi pecho mientras te busco el cuello para dejar los primeros besos de este nuevo contacto de nuestras pieles. Apenas las palmas de mis manos te abrazan y se posan sobre tus pechos, tú me demuestras que no estabas dormida tampoco, y con toda la sensualidad de tu cuerpo pegas tus nalgas con mi semi erecto sexo, y no necesito mas para que mi erección sea plena al sentir como la punta de mi pene se encaja poco a poco en ti, buscando ese camino mil veces recorrido, sintiendo los estragos de nuestra batalla anterior, y la humedad que allí existió, aun se siente, aun se huele, aun logra que te penetre hasta el fondo en un solo movimiento, haciéndome sentir una vez mas, que mi sexo nació para estar dentro del tuyo.
Y mi cuerpo se mueve, y se empuja desde los pies hasta la cadera, y te aprieto, y te abrazo... y despierto...
Y despierto encontrándome solo en una cama que me queda muy grande, y me veo desnudo sobre las sabanas, sin cubierta alguna sobre mi cuerpo más que una fina capa de sudor, de excitación, de calentura. No pienso, solo sigo sintiendo, y me dejo ir, y me abandono, y el movimiento continúa...
Cierro los ojos, fijo los pies a la cama y empujo mis caderas haciendo resbalar mi pene por la sabana que poco a poco voy mojando con la humedad combinada de la noche y de mi sexo. Mi mano derecha se aferra al borde del colchón y así tomo más impulso para empujar como si el mañana no existiera para mí, la sensación aumenta, la velocidad es brutal, y mi sexo pasa una y otra vez quemándose, friccionándose contra la sabana que ya me recibe empapada cada una de mis embestidas. Pero ya ni siquiera eso me es suficiente, y mi cuerpo desnudo se vuelca boca abajo sobre la cama, y ahora mis dos manos se aferran con todas mis fuerzas a la cabecera de la cama para empezar el movimiento más salvaje que mis noches han presenciado. Empujo, embisto, acelero y pierdo el control. Con mis piernas abiertas y empujándose con violencia, mi sexo no puede soportar mas, mis sabanas apenas se sostienen en su lugar, y entonces, con los ojos apretados, mi imaginación mas allá de este mundo, y mi cama balanceándose de un extremo al otro, victima de mis movimientos... mi eyaculacion viene, mi orgasmo baña las desordenadas sabanas, dejándolas cubiertas con la mas húmeda de mi esencia, y mi gemido final me hace desfallecer, cayendo empapado sobre la aun mas mojada cama.
Y entonces mi noche se ha dividido entre imágenes pasadas, imaginaciones presentes, e ilusiones futuras. Y todo por estar pensando en ti...