13 de octubre de 2011

Mimos en la bañera


Los días habían sido pesados para su esposa, había tenido un incidente del cual había obtenido una pierna lastimada y un tobillo que le causaba mucho dolor, ese día, ya por la noche su esposo decidió mimarla antes que el dolor le impidiera dormir. Lleno la bañera con agua caliente para relajarle el cuerpo entero, la levanto en brazos y la sentó al borde de la bañera donde comenzó a desnudarla, ella solo se dejo hacer con el arrodillado frente a sus ojos, ahí fue cuando sintió el primer roce de sexo en su piel.

Los dedos del esposo subían desde sus pies hasta bordear la zona donde mas dolía, acariciarla y entregar un racimo de besos que se iban extendiendo hasta rodear la pierna completamente, y así siguió avanzando, con sus dedos caminando hacia arriba y sus labios acariciando en cada roce entregado, ese movimiento acompañado de una mirada de amor puro no se detuvo hasta que llego a su objetivo, la entrepierna de su esposa.

Cuando toco la tela de su tanga se detuvo por un momento, pero no para quitarlo de ahí, sino para bajar su mirada de sus ojos a esos labios y entregarle su boca con pasión que desbordaba en excitación, la misma que movió su dedo hasta deslizarlo lenta pero firmemente y posarlo justo donde solo una delgada tela impedía que la mujer fuera penetrada, aunque eso finalmente era el objetivo del cada vez mas excitado esposo.

Dejo la boca de su mujer para bajar hasta su pubis y desde ahí deslizar su lengua hasta que esta rozo el borde de la fina tanga, estando ahí lo demás fue automático, los labios se aferraron a la tela y en unión con los dedos despojaron lentamente a su esposa de ese ultimo impedimento, la mujer delicadamente poso sus pies en el suelo, con las piernas abiertas y una excitación en aumento, se dejo desnudar por completo quedando sin su bata frente a su esposo y totalmente entregada a lo que esa agua caliente le deparaba.

El hombre se entrego en cuerpo y alma a darle sexo oral a su mujer, ella disfrutaba entre espasmos de los movimientos de esa lengua que entraba y salía retorciéndose y tocando todas las paredes al interior de su entrepierna, de su sexo que era consumido en deseo y lujuria, los movimientos aumentaron anunciando un orgasmo que ya era imposible de contener.

Su esposo lo sabia y mojando su mano dentro de la bañera no dudo en rematar el sexo oral con una penetración de sus dedos empapados en agua caliente, el contacto de esa temperatura con la profundidad que alcanzó su amante la desbordaron hasta que el orgasmo estallo en ella y sobre los dedos que le acariciaban con pasional firmeza los puntos que le alargaron el placer.

Ella se desvaneció en los brazos de su amante, la fuerza del orgasmo había sido suficiente para dejarla en un estado de relajación total, pero esta no era la idea de su esposo, quien la levanto y deslizo con dulzura dentro del agua caliente de la bañera, se coloco al lado de su mujer y mirándola a los ojos con una sonrisa deslizo su mano por entre sus pechos hasta hundir su mano en el agua... y de nuevo en la entrepierna de su mujer...

...Ese baño apenas empezaba.