7 de enero de 2015

Quitándole lo aburrido al viaje

Habíamos manejado un largo camino, pero ya casi estábamos ahí, sólo quedaban algunos kilómetros, aunque quizá, eran los más tediosos, pues todo era línea recta, pero le quitaste el aburrimiento al camino…
Estiraste tu mano y comenzaste a jugar con mi entrepierna, movías en círculos y presionabas tus dedos hasta poder tocar y remarcar mi sexo a través del pantalón, mi mano no se quedó atrás y avanzó hasta encontrar el calor emanante desde el medio de tus piernas, usabas un pantalón tú también, pero no dudaste un segundo en quitártelo haciendo contorsiones sobre el asiento. Volviste a abrir las piernas, como invitándome a continuar lo que había iniciado, pero mirándote fijamente con esa mirada que tan bien nos conocemos, te dije que te quitaras también la ropa interior, dudaste por unos segundos, pero tú misma comprobaste que la carretera estaba prácticamente vacía, y que los pocos coches que pasaban de vez en cuando, no representarían ningún problema; lo hiciste, y quedaste desnuda de la cintura hacia abajo. Entonces sí, mi mano volvió y comencé a masturbarte a placer con mi mano derecha, mientras sostenía el volante con la izquierda.

Me dijiste que yo tendría que hacer lo mismo y desnudarme, te dije que no podría por los pedales del auto, pero si podía hacer esto… Y soltando el volante, llevé mi mano izquierda a mi pantalón, donde empezaron mis intentos por sacar mi miembro y dejarlo fuera. Por un momento te alteraste, ya que la velocidad a la que viajábamos no era poca, pero no te permití decir una sola palabra, pues cuando me ibas a reclamar, metí en un movimiento un par de dedos dentro de ti, la sensación te hizo reclinarte en el asiento y mirar la carretera mientras nos movíamos a 100k/h, nadie sostenía el volante y tú tenías un par de dedos dentro tuyo que se removían sin darte tregua.




Continuará…