11 de junio de 2011

Un día difícil

Alguna vez han intentado sacarse la rutina con un sexo salvaje? tener un día complicado y no desquitarse discutiendo o mostrando el mal humor, sino desquitar esas ganas con un sexo que les quite el sentido? Esto es algo, similar...



Te veo entrar por la puerta mientras recuerdo tus palabras al teléfono, "ya estoy llegando a casa, tuve un día difícil" se lo que haré, y lo haré ya, así que ni siquiera te dejo pronunciar palabra cuando entras, me levanto a tu encuentro, cierro la puerta con tu espalda al tiempo que aprisiono tus muñecas con mis manos, te busco la boca y estrello mis labios contra los tuyos en algo mucho mas fuerte que un beso, intenso y que no te deje duda que te haré olvidar el mal día con el sabor de mi boca y las caricias de mi lengua.

El beso sentido que solo es el comienzo, pero el comienzo de algo que te dejara marca no solo en la mente, así bordeo tus labios con mi lengua hasta caer dentro de ella, pero no te doy tregua, porque mi lengua va directa por la tuya, ahí se retuerce, se roza, luchan y se saborean hasta que me exhalas dentro de mi ser, con esa sensación de tu respiración en mi, salgo pero no por mucho, ya que mis dientes son quienes ahora bordean tus labios, te hago sentir que esto ira así y no pienso soltarte hasta que cumplas la petición que sale de mi boca... "muérdeme los labios".

Lo haces y yo me estremezco con la sensación de estarte provocando, y así, en medio de esa excitación y desenfreno que ya estoy causando en ti, te tomo por los brazos hasta llevarte de espaldas al sillón, ahí no te dejo adivinar, ni siquiera pensar, solo pongo mis palmas sobre tus hombros y te empujo hasta hacerte caer sentada, cuando tu apenas estas cayendo, yo estoy ya de rodillas frente a ti, impidiendo que cierres las piernas, ahora yo ocupo ese lugar y ahí me quedare hasta que sientas que te hice un sexo oral como nunca antes te lo hice.

Por eso con mis manos en la tela, rasgo tu falta hasta abrirla por la mitad y separarte las rodillas al máximo, lo hago rápido mientras miro tus ojos, pero de nuevo, no te dejo pensar cuando mi boca ya esta en tus muslos, y de ahí comienzo a subir besando, sacando mi lengua y caminándotela por la piel hacia tu sexo, ahí donde mi boca entera se moverá, se estremecerá y vibrara al ritmo frenético que le imprimiré hasta hacer tu tanga a un lado, así usare mi lengua para penetrarte con ella y retorcerla dentro de ti hasta que me des lo que quiero... tu orgasmo en mi boca.

Me muestras qué tan excitada estas, que tanto te estoy tentando cuando pones tus manos en mi cabeza y entrelazas tus dedos por mis cabellos hasta jalarme hacia ti, tiras tan duro presionando tu sexo con mi boca que respirar y moverme dentro de ti se vuelve una lucha mucho mas morbosa, ahora mas que lamidas son caricias y chupadas, con calentura, con lujuria de querer derramarte no en mi boca, sino en mi cara entera, y así insisto a presionar tus puntos, a tocarlos uno tras otro, a veces con sincronía, a veces al azar, pero es lo que amerita el momento... descontrol, como el de tus espasmos que me avisan que no aguantaras mas.

En ese momento tus dedos son retirados de mi cabello, un tiron, ahora de mi parte, se apodera de tus manos y las aprisiona por encima de tu cabeza, así expuesta como estas, no me queda mas que cambiar mi lengua por mi sexo, y siguiendo sin darte espacio a pensar, te penetro fuertemente a ritmo de tus espasmos que arquean tu espalda y me hacen abusar de eso, te penetro hasta el fondo y todo el interior de tu ser al tiempo que tu éxtasis explota y se dirige al encuentro con el mío.

Tu orgasmo es duro, es salvaje, y con esa sensación de contracción estas provocando al mío, no me queda mas que empujar frenéticamente mientras sigo inmovilizando tus manos mientras forcejeas por que te deje libre, te provoco entre tu orgasmo, con palabras directas, susurros y palabras fuertes directo a tu oído, todo sumado a una penetración que no deja finalizar tu orgasmo son suficientes, tus ojos me muestran que te he provocado como quería, así que te suelto y pago el precio, clavas tus uñas en mis hombros y las deslizas con furia sobre mi espalda para abrazarme, me haces arquearme y explotar antes que tu interminable éxtasis nos haga pasar del jadeo al grito sin control.

Quedamos rendidos, tu sobre el sillón, yo resbalo hasta sentarme en el suelo, y desde ahí te digo: "Siento que hayas tenido un mal día", a lo que respondes bajando del sillón, separando tus piernas y bajando hasta mi aun vibrante erección, te penetras de nuevo y con un ritmo suave, lento y sin prisas me preguntas: "Y tu día, como estuvo?"


"Tuve... un día difícil..."