Cuando Morgana y yo quedamos en hacer colaboracion, el plan fue hacer dos entradas, esta es la segunda (la primera fue: Deseos y Sensaciones), que llevaba un tono mas sensual, esta tiene una tematica totalmente distinta.
(La primera parte es mia, la segunda es de la loca... digo, de Morgana)
Espero que la disfruten como nosotros al ponernos de acuerdo en este par de entradas, un placer haber colaborado con alguien que puede escribir tan variado como tu... Mor, mi admiracion y respeto para ti, guerrera :)
Cuando los días más aprietan, cuando el reloj camina tan lento como si le doliera cruzar los números, y si de un reloj de arena se tratase, seguramente sería yo en el fondo, sintiendo cada grano caer sobre mi espalda hasta sentir que me hundo entre la rutina, la incomprensión y el desánimo de que las cosas no caminen como debieran, cuando la desesperación me azuza a sentir que nada que haga servirá de algo y lo más pesado aún está por llegar.
Justo ahí, y realmente sin saber de donde surge, se levanta cual oasis en el desierto, como la llama que guía un camino de oscuridad, así resalta en mi rostro algo capaz de cambiar mis días, mis agobios, y la arena ya no existe más que en mis pies, así de inesperada aparece... mi sonrisa de vida.
No sé de donde viene, no sé porque me elige a mí para exponerla al mundo, y tampoco tengo la seguridad de querer averiguarlo, porque esa sonrisa no es para ser cuestionada, sino respirada.
Porque cuando todo parece gris, me ofrece la capacidad de darle tonalidades al mundo, de regresar los latidos de mi corazón a la paz con la que fue concebido, y si la tormenta arrecia en mi contra, la sonrisa de vida me ofrece un refugio de oxígeno puro, donde no me concentro en lo malo de la gente, sino en las virtudes de las personas que aún luchan por hacer de este mundo un sitio mejor, y si supieras que el inicio de un arcoíris puede yacer en la sinceridad de una sonrisa, te darías cuenta de lo maravilloso de ella.
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Aquella que nace en el interior de mis sentimientos, mis recuerdos, mis dudas. Está y ha estado siempre conmigo, acompañándome en las soledades más oscuras, cuando la desesperación y la duda se instalaron en mi corazón, mientras mi mundo se caía a pedazos. Aún en los momentos en los que dudé de mi cordura, de mí mismo, llegando a desear no estar vivo, levantando muros impenetrables en los que cobijarme de mí mismo, permanecía a mi lado.
Cuando las noches se teñían de sangre y el sinsabor de mi alma agonizante me provocaba arcadas de odio hacia el mundo, me guiñaba un ojo y con su amor calentaba mi corazón, gélido por el sufrimiento y la pena. Ella es la resurrección de mi pensamiento, el amanecer de mis oscuros días, la titánica y poderosa fuerza que hace levantarme una y mil veces.
Es la conexión del universo con mi yo más profundo, dejando entrever halos de una potente y hermosa luz de energía cósmica, aquella que fue creada hace milenios, la dadora de vida. La que mueve los hilos invisibles de fuerza y armonía con el resto del mundo.
Esa dulce sonrisa, se encuentra en el interior de cada persona, en las profundidades del alma. Todo lo que soy ahora se lo debo a ella y a mí mismo, por saber encontrarla. Cada uno de nosotros es poseedor de una maravillosa sonrisa que nos ayuda a seguir adelante en este loco mundo repleto de maldad. Tan sólo has de pararte un momento y buscar las respuestas que están en tu interior. Si estás atento a las señales que el Cosmos te ofrece, resultará mucho más sencillo hallarla.
Somos tan complejos que no nos damos cuenta que la verdad y felicidad se encuentra en la belleza de las pequeñas cosas, y es ahí donde vive nuestra sonrisa.
