5 de agosto de 2013

Noche salvaje y pasional

La pasión se desbordó anoche entre mi esposa y yo:



"¡¡Pero que grande es!!"

Yo, embriagado de emoción por causa de la situación y por los gestos de ella, solo asentía a sus palabras.

Aprovechando el momento, hice un movimiento que jamás había hecho antes, simplemente me dejé llevar y lo hice, y ella casi me gritó:

“¡¡¡Sigue haciendo eso!!!”

Después de unos minutos de lucha pasional, salvaje y feroz, ella solo atinaba a gritarme:

“¡Más duro!”, “No pares”, “Sigue”, “Más”

Y casi automáticamente después de eso, mi esposa reunió todas sus emociones y sensaciones en un alarido que hasta los vecinos debieron escuchar:

“¡Ya no aguanto más!”

Y yo con la adrenalina a tope, la sangre hirviendo en mis venas y todos los músculos en mi cuerpo tensos como un roble le dije:

"¡Ya mujer, cálmate ya! ¿Que no ves que ya maté a la rata? mírala, hace dos golpes quedó con la lengua afuera"

Hasta entonces ella tuvo el valor de bajarse del tocador al que trepó con una habilidad digna de un cirquero, y me dijo ya con una voz mas tranquila:

“Ufff, Estoy muy húmeda, mejor me voy a bañar, mira como me hizo sudar el miedo... maldita rata.”

Y yo solo me repetí lo mismo: "Si, maldita..."